PSE Blog – Verano 2019

La pretensión de PSE no es solamente sacar a los niños de la miseria, sino a todas sus familias. Semanalmente les aporta kilos de arroz, siempre y cuando sus hijos cumplan un mínimo de días que acuden al Programa de Continuidad Escolar o el resto del año, les reconstruyen sus casas, les dan una educación a sus hijos y así ellos, además, pueden ir a trabajar mientras tanto… Y, ahora, con el Atelier, también les dan trabajo a las madres. En total, son 35 los miembros que desempeñan algún tipo de labor en el taller, en cualquiera de las dos líneas de trabajo que existen. La primera es la fabricación de los uniformes de los niños de PSE y los de los estudiantes de Formación Profesional: cocineros, mecánicos, peluqueros… Y, la segunda, es la elaboración de los productos de la marca de la ONG, Le cartable de Chenda.

La inteligencia emocional es básicamente la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones, las propias y las de los demás. Aunque suena fácil y simple, en realidad, no lo es en absoluto. Es esencial saber cuándo las sentiste, cómo llegaste a ellas, cómo controlarlas y gestionarlas. Todo esto ayuda a desarrollar la confianza en uno mismo y la empatía. La salud no solo se trata de algo físico, sino también mental y la mayoría de los centros educativos de las ONG no lo tienen en cuenta lo suficiente. Es por eso que, con la ayuda de Fernando Restoy, voluntario del el Programa de Continuidad Escolar durante 6 años y estudiante de la Escuela de Daniel Goleman, experto mundial en inteligencia emocional, PSE quiere comenzar a desarrollar este nuevo tipo de educación a partir del próximo año. El concepto de inteligencia emocional se ha introducido gradualmente durante todo el Programa de Continuidad Escolar para garantizar que los niños tengan los conocimientos básicos.

Después de un año viajando por toda Europa, una ex supervisora ​​del Programa de Continuidad Escolar y su novio decidieron desarrollar un nuevo proyecto para PSE. De hecho, Margaux y Enguéran pasaron varios meses viajando desde granjas biológicas a comunidades autónomas y aprendieron los conceptos básicos para cultivar un huerto. Iniciados en las técnicas de permacultura (técnicas según las cuales las diferentes plantas y vegetales se ayudan mutuamente a crecer debido a la forma en que se asocian entre sí), y ya sensibilizados con el voluntariado, poco a poco ambos quisieron unir los dos conceptos.

El lugar donde todo empezó, donde nació el Programa de Continuidad Escolar, con apenas 200 niños. Hoy, consigue ayudar a más de mil solamente en este proyecto. “El segundo camp que más niños acoge, tiene una tercera parte de los que nosotros acogemos a diario. Es un volumen y un alcance a los niños y a sus familias increíble. Creo que es imposible que otro campamento consiga llevar esa cantidad de niños”, Rodri, monitor europeo en su primer año. El programa de Central tiene lugar en el epicentro de PSE en Phnom Penh, en el corazón de la ONG y donde los monitores descansan y pasan su tiempo libre. 

Traspasar la puerta marrón de la paillote te hace adentrarte automáticamente en un escenario de alegría y cariño. Desprende vitalidad allá por donde mires, al igual que lo hacen sus niños y monitores, por todos el colorido que hay en sus paredes y la vegetación que hay en el lugar. Como también lo hacen sus niños y monitores.

Entrar en la paillote de Phum Russei, también llamado Paillote II, es adentrarse en un mundo nuevo. A solo 15 minutos del centro de Phnom Penh, cientos de niños empujan la puerta roja en busca de nuevas historias, nuevas aventuras de las que formar parte. Al ser una guardería durante todo el año, en agosto, Phum Russei recibe todos los días entre 200 a 400 niños de 4 a 14 años dividido en dos g. Paillote I – el original, el primero que abrieron Papy y Mamy – se cerró hace 2 años, por lo que, el que se encuentra en Phum Russei, creado en 2004, es el más viejo que todavía sigue recibiendo niños.

A lo largo de la vía ferrocarril y frente a una estación de tren prácticamente desierta, a 15 minutos en coche del centro de Sihanoukville y en medio de un ambiente triste, gris y extremadamente pobre, hay un colegio muy pequeño y colorido donde se lleva a cabo el Programa de Continuidad Escolar de la Paillote de Sihanouk. Cada mañana, 16 monitores y sus chubasqueros se bajan del autobús blanco y azul de PSE, preparados para bailar y cantar a los niños que recibirán durante todo el día.

La ternura es el primer sentimiento que te invade cuando llegas a este lugar. Rodeado de bebés, desde los seis meses hasta los cuatro años, correteando y jugando sin parar dentro de un espacio lleno de color y alegría. Siempre verás a un monitor yendo detrás de uno de los niños, porque son pequeños torbellinos.

En el suroeste de Camboya, hay una ciudad costera con playas, pueblos de pescadores y… desde hace unos años, muchos casinos. La ubicación ideal y el potencial crecimiento de la ciudad han atraído a muchos inversores chinos cuyo objetivo es hacer de Sihanoukville el nuevo Macao. Para hacerlo, han estado fomentando el desarrollo la ciudad durante los últimos años, con casinos y hoteles de lujo. Se han creado muchos puestos de trabajo para la población local, pero reservando los más gratificantes, como puestos directivos, a la población china que se muda a Sihanoukville. Todos estos cambios afectan mucho la atmósfera de la ciudad y la vida de la población en Camboya, y, por lo tanto, de los niños. Más que nunca, el programa de verano es esencial para los niños de la ciudad, que necesitan salir de la creciente miseria y que se les permita comportarse y jugar como niños al menos unas pocas horas al día.

El equipo de médicos es de vital importancia en el Programa de Continuidad Escolar. Son los encargados de asegurar la salud de todos los monitores que lo hacen posible, e, incluso de mejorar la vida de algunos niños también a través de charlas preventivas sobre la salud. Disfrutan de los pequeños como un monitor más, participando en todas las actividades, pero, además, les curan y protegen.