Inteligencia emocional: La clave para seguir adelante

La inteligencia emocional es básicamente la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones, las propias y las de los demás. Aunque suena fácil y simple, en realidad, no lo es en absoluto. Es esencial saber cuándo las sentiste, cómo llegaste a ellas, cómo controlarlas y gestionarlas. Todo esto ayuda a desarrollar la confianza en uno mismo y la empatía. La salud no solo se trata de algo físico, sino también mental y la mayoría de los centros educativos de las ONG no lo tienen en cuenta lo suficiente. Es por eso que, con la ayuda de Fernando Restoy, voluntario del el Programa de Continuidad Escolar durante 6 años y estudiante de la Escuela de Daniel Goleman, experto mundial en inteligencia emocional, PSE quiere comenzar a desarrollar este nuevo tipo de educación a partir del próximo año. El concepto de inteligencia emocional se ha introducido gradualmente durante todo el Programa de Continuidad Escolar para garantizar que los niños tengan los conocimientos básicos.

La inteligencia emocional proporciona un conjunto de habilidades relacionadas con las emociones: conciencia emocional y gestión emocional, social y de relaciones. Esto significa reconocer sentimientos y emociones propios y de los demás y saber cómo controlarlos para actuar siempre eligiendo y nunca impulsados ​​por las emociones. Una persona inteligente emocionalmente sabe cómo manejar su ira y su tristeza, cómo equilibrar sus emociones, cómo ser flexible, cómo ser empático, cómo manejar conflictos o cómo trabajar en equipo.

Desarrollar sus habilidades de inteligencia emocional ayuda a mejorar las habilidades de uno mismo sobre la flexibilidad y la empatía.

Según Daniel Goleman, el mayor experto en inteligencia emocional del mundo, el coeficiente intelectual de uno se mantiene más o menos, da igual si se entrena mucho o no. Se puede mejorar con ejercicios de agilidad mental, pero solo un poco. Mientras que la inteligencia emocional sí que se puede mejorar y en mayores proporciones. En Estados Unidos y en algunos países europeos, esta otra forma de educar ya está implementada, para mejorar la educación general. De hecho, la inteligencia emocional explica por qué algunas personas tienen más éxito que otras con el mismo nivel de matemáticas o inglés. Para Fernando, esto explica por qué debería implementarse en todas las escuelas del mundo, sin embargo, debería ser aún más «en países que pasaron por conflictos, guerras o cualquier tipo de trauma». Porque desarrollar sus habilidades de inteligencia emocional ayuda a mejorar las habilidades de uno mismo sobre la flexibilidad y la empatía.

La historia reciente de Camboya con los jemeres rojos dejó un país que no sabe qué es la empatía. Los traumas de este pasado están aún en las mentes de los adultos que alguna vez fueron niños soldados y «educarán a sus hijos como han sido educados», explica Fernando. «Camboya es un ejemplo perfecto para comprender lo que sucede en un país si no se cuida la salud mental de toda una generación. Todo lo que hacemos, vivimos y vemos configura nuestra personalidad para siempre».

Desarrollar un programa orientado a la inteligencia emocional se convierte en algo a desarrollar a largo plazo.

El joven voluntario español, recién graduado, se dio cuenta el año pasado de lo necesaria que es la inteligencia emocional, cuando estaba coordinando el programa de Teenagers: «allí, puedes ver perfectamente qué carecen estos niños, cuánto de dañada está su salud mental». La adolescencia es un período crucial de sus vidas durante el cual se hacen muchas preguntas y tienen que tomar aún más decisiones. Y estas son, a menudo, el resultado de pensamientos guiados por emociones y no racionales. De hecho, no saben cómo controlar sus emociones, también porque no saben cómo identificarlas. Junto con sus difíciles condiciones de vida y la falta de empatía ante la que se encuentran, son muy propensos a la depresión o la tristeza y terminan abandonando PSE, tentados por ganar dinero fácil y rápido. Por lo tanto, desarrollar un programa orientado a la inteligencia emocional se convierte en algo a desarrollar a largo plazo.

Entre todos los niños que son atendidos por PSE, hay un programa en el que los niños son especialmente vulnerables: los Pensionnaires. De hecho, casi todos viven en PSE todo el año porque son huérfanos o porque sus padres no pueden cuidarlos, por razones económicas o de seguridad. «A veces, comienzan a sentirse solos y deprimidos, lo que puede llevarlos a pensar negativamente y elegir el camino equivocado, que afectaría gravemente su futuro», explica Srey Phim, monitor jemer y pensionnaire durante casi diez años. Por ello, trabajar la inteligencia emocional con ellos es esencial. Dándoles la oportunidad de hablar sobre lo que vivieron, lo que vieron, lo que sintieron, es primordial. Primero, porque necesitan expresar todo esto y no están acostumbrados a tener a alguien que les escuche. Luego, porque les hace preguntarse por qué sucedió esto, por qué reaccionaron de esta manera y, por lo tanto, comenzar a pensar por sí mismos y a aprender a reaccionar adecuadamente ante cualquier situación que les venga.

Aunque el programa de Pensionnaires ha sido elegido para ser el primero en experimentar la introducción de talleres de inteligencia emocional durante todo el año, todos los proyectos del Programa de Continuidad Escolar comenzaron a presentar el tema a los niños, como preparación para lo que se hará posteriormente. Ya sea alentando a los niños a dibujar sus sueños, dándoles tiempo para expresar lo que pensaban sobre una actividad determinada, pidiéndoles que llenen una «tabla de sentimientos» al final del día o hablando con ellos sobre cómo hay que reaccionar ante la violencia. Todos los monitores están muy motivados y se han involucrado al máximo en este proyecto. «Hicimos diferentes actividades: no era la misma actividad para los pequeños que para los mayores. Para krom muy y pi (los más pequeños), al principio solo dibujábamos las tres emociones básicas: felicidad, tristeza e ira. Comenzamos con la felicidad y les pedimos a los niños que hablaran y compartieran. Estuvieron diciendo ejemplos de cuando la sentían: cuando están con sus familias, cuando comen chocolate, cuando bailan, … diferentes cosas. Entonces, ¿cuándo te sientes triste? La tristeza era siempre cuando discutían con alguien, o cuando se enfadaban”, Lourdes, monitora de los Pensionnaires. Se han establecido diferentes actividades entre los diferentes programas, de acuerdo con sus características, pero la capacidad de respuesta global de los niños fue excelente.

Introducir la temática de la inteligencia emocional durante el programa de verano permitió identificar lo que funcionó y lo que no, además de presentar a los niños este nuevo programa educativo. “Enseñar esto desde que tienen 0 años, 1, 2, 3 … es clave. Mientras más, mejor. Cuanto antes, mejor ”, explica Fernando. «PSE hace un trabajo increíble, ya que, en mi opinión, el 99% de las ONG del mundo, rescatan a los niños de ser soldados, de la pobreza extrema, dándoles educación, alimentos, salud … Sin embargo, la salud mental aún no se trata largo plazo». Y, de hecho, es importante enseñar matemáticas, jemer e inglés a los niños, aún mejor enseñarles un oficio, sin embargo, estar satisfecho y tener una inteligencia emocional mentalmente equilibrada, es la clave.