PENSIONNAIRES, EL CORAZÓN DE PSE – Patrocinado por McKinsey & Company

Los estudiantes internos de PSE o pensionnaires, si empleamos el término francés,  son una parte vital y esencial en la existencia de PSE. Muchos de estos niños carecen de hogar, otros han sido víctimas de abusos y violencia o sus familias no pueden afrontar económicamente su crianza. Su carácter, por tanto, suele traslucir ciertas heridas emocionales y los monitores que están con ellos en el Programa de Continuidad Escolar han de tenerlo en cuenta para, así, proporcionarles la comprensión que requieren, sin dejar de insistir en los valores de respeto hacia los demás y hacia a sí mismos.

Llegar a ser pensionnaire

Los niños residentes que se pueden encontrar en PSE a diario, jugando y tratando de satisfacer su curiosidad sobre la vida de los voluntarios europeos, son tan sólo una parte de un programa que dura todo el año. Muchos jóvenes viven en la sede central de la organización únicamente durante el curso escolar, ya que su casa se encuentra demasiado lejos de cualquiera de las escuelas y no disponen de los medios suficientes para ir y volver en el día. Así surge el Programa de Acogida, que permite que estos niños vuelvan a sus hogares durante las vacaciones de verano y puedan reunirse con sus familias.

Sreyphim y Cheata, pensionnaires
Sreyphim y Cheata, pensionnaires que forman parte del Programa de Protección

Por otro lado, se encuentran los integrantes del Programa de Protección, dirigido a niños con una situación vital difícil, ya sea porque su entorno familiar no es el adecuado o en algunos casos porque han sido abandonados o no tienen familia.

Ratana con una de las monitoras europeas
Ratana vivía con sus padres en 2017 y asistió al programa de verano. Ahora vive con una familia de acogida y es parte del subprograma Pensionnaires

El equipo de trabajadores sociales de la organización es el encargado de evaluar la situación de todos ellos y decidir cómo mejorarla. Normalmente, los menores de cinco años en estas condiciones son trasladados a familias autóctonas de acogida, que se hacen cargo de los niños hasta que sobrepasan esa edad, teniendo en ese momento la opción de decidir adoptarlos si lo desean.

Ratana juega con otra de las monitoras
Ratana era algo violento los años anteriores, pero ha mejorado su comportamiento desde que forma parte del Programa de Protección

Los mayores de cinco años viven en la sede central de Phnom Phen durante todo el año, conviviendo durante el curso con los integrantes del Programa de Acogida y disfrutando de las actividades del Programa de Continuidad Escolar en agosto.

Aventurarse más allá de los muros de PSE

Los instructores del programa de verano suelen destacar el buen comportamiento de los pensionnaires, ya que están más acostumbrados que otros niños al entorno de PSE y a sus normas de convivencia.

De hecho, para no perder en exceso el contacto con la realidad, durante este programa, hacen tres salidas a la semana y visitan lugares donde poder aprender y divertirse fuera del recinto de PSE. La primera ha sido al cine. «Ver las caras de estupefacción de algunos de ellos, paralizados ante unas escaleras mecánicas y pidiéndote ayuda es de lo más emocionante», cuenta con cariño Paula, monitora española veterana, pero que por primera vez acompaña a los pensionnaires.

«Ver las caras de estupefacción de algunos de ellos, paralizados ante unas escaleras mecánicas y pidiéndote ayuda es de lo más emocionante», Paula, monitora veterana en Pensionnaires por primer año

Pero esto solo es el principio, hay salidas apasionantes planificadas para este mes, entre ellas montar a caballo o, la estrella todos los años, bañarse y divertirse en un gran parque acuático.

Pensionnaires en la piscina
Un grupo de pensionnaires y sus monitoras disfrutando de una excursión a la piscina

Continuidad, aprendizaje y diversión

El programa de verano de los pensionnaires no solo pretende proporcionarles entretenimiento, sino también un progreso en su educación, de ahí que algunas actividades planificadas por los monitores evolucionen y se vayan completando a lo largo de las semanas, a modo de pequeños proyectos.

Cheata y Marine
Cheata y Candyce  haciendo pulseras juntas como parte de una actividad

Esta semana la actividad social gira en torno al reciclaje y los niños han podido jugar a los bolos con recipientes usados, como ejemplo de la reutilización de objetos como modo de prolongar la vida los objetos. Destacan, además, los talleres de fotografía y de cocina, donde los niños ven crecer su destreza y crean trabajos que les ocuparán varios días  a lo largo de todo el programa.

En la última sesión de cocina,  los niños han contado con la ayuda de sus monitores para aprender a cocinar pan de plátano. Una actividad que, sin duda, es de sus favoritas, porque además pueden ir degustando su propia creación.

Elena y Amir ultimando los detalles previos al horneado

Rutinas adorables

Son vacaciones y eso siempre queda patente durante estos días de programa de verano; sin embargo, para compensar la excitación de las salidas de los lunes, miércoles y viernes, el resto de días los pensionnaires se quedan en PSE central, en su entorno habitual, donde reina una dulce rutina que huele a entretenimiento.

Kun espera feliz en la fila
Kun espera feliz en la fila después de recibir una camiseta de PSE

Antes de la formación de grupos por edades, los niños se ponen en marcha todas las mañanas con una actividad física, ideal para despertarse. Tanto Paula como Candi, uno de los coordinadores de este subprograma, explican que organizan actividades calificadas de «pequeñas», como la construcción de aviones de papel para después volarlos al aire libre en uno de los campos de fútbol, además de ejercicios sociales y deportivos, que se suman a los ya citados talleres. Por supuesto, no faltan los descansos para tomar un tentempié, gouter en francés, o para dormir la siesta.

Poniendo todo a punto para la carrera de aviones
Monitores y pensionnaires bailando una de las coreografías creadas por los voluntarios.

Unas ayudantes muy familiares

Especialmente durante las salidas, los monitores del programa de verano suelen contar con la ayuda de unas mujeres muy especiales a las que muchos pensionnaires llaman «mamás». Ellas pasan mucho tiempo con los estudiantes residentes, después de sus horarios escolares, a lo largo de todo el año y su relación acaba siendo muy íntima.  Dos de ellas, Ched Sarath y Touch Sophary irán con los pensionnaires en la visita prevista a Kep, en la costa, durante varios días, echando una mano también en la cocina.

La ilusión de ser parte activa de PSE

Candi, coordinador de este subprograma junto con Ana, enfatiza las ganas con las que algunos pensionners se le acercan para pedirle que les deje ser monitores.

«Algunos directamente nos ayudan sin pedir nada a cambio, les encanta», Candi, coordinador

Ana, por su parte, destaca también la diferencia que consigue PSE en la vida de estos niños, que habitualmente son rescatados de una situación precaria o, incluso, peligrosa, y que logran así desarrollarse personal y profesionalmente, en un entorno que fomenta valores positivos y enriquecedores para ellos. El caso de Karuna es paradigmático, en este sentido, su situación familiar auguraba lo peor cuando era una niña, pero llegó a PSE y eso le ha permitido evolucionar como estudiante, bailarina y deportista —juega al fútbol—, además de como mujer.

Grupo de chicas pensionnaires
Instantánea de un grupo de pensionnaires tomada en PSE central el verano pasado

Los pensionnaires son en definitiva el corazón joven de PSE que bombea energía y esperanza durante todo el año y, por supuesto, también en verano.

El patrocinador

El subprograma de Pensionnaires es posible gracias a la ayuda económica de nuestro patrocinador McKinsey & Company, al que agradecemos su aportación.

Un día en el camp