EL SECRETO DE PHUM RUMSEY – Patrocinado por Banco Santander

No demasiado lejos de la central de PSE en Phnom Penh, a unos 15 minutos en coche, se encuentra uno de los centros de servicios comunitarios de la ONG, ubicado en el barrio de Phum Rumsey.  Según nos explica Fonsi, el coordinador del Programa de Continuidad Escolar aquí, este centro es uno de los más antiguos de PSE, también en lo que se refiere al programa de verano. Durante el año, como otros centros parecidos, funciona como jardín de infancia. Los colores en sus paredes, el cuidado huerto y las bonitas instalaciones dan buena prueba de ello.

Un centro de barrio

Dos amigos del barrio asisten al programa de verano un año más

Casi cuatrocientos niños pueden venir cada día al centro PSE de Phum Rumsey, en dos turnos, mañana y tarde. Esperándoles hay veinte monitores, la mitad europeos y la otra mitad jemeres, además de dos coordinadores y una voluntaria jemer, estudiante residente de PSE.

Claire, monitora por segundo año, saluda a los niños al llegar al centro

Kunthea, la coordinadora jemer, es un gran apoyo para Fonsi: «Con solo 20 años, es estricta con los niños que necesitan más disciplina, pero a la vez muy cariñosa con ellos». Aun así, él, como veterano del programa de verano, admite que el centro de Phum Rumsey es de los más cómodos de organizar. Su planta, prácticamente cuadrada, permite tener todas las zonas controladas en un solo golpe de vista, incluso las aulas techadas.

«Con solo 20 años, es estricta con los niños que necesitan más disciplina, pero a la vez muy cariñosa con ellos», Fonsi, coordinador europeo describa a Kunthea, su homóloga jemer

Fonsi, contento en el centro que coordina

Además, en ocasiones cuentan con lo que han llamado «monitores tik-tik»: niños algo mayores que los demás y responsables, que se ofrecen voluntarios para vigilar a los más pequeños, por ejemplo, en la zona de los columpios, donde no les permiten acceder sin supervisión, sobre todo para prevenir caídas.

«Lo que nos resulta más difícil a los monitores es cambiar de niños cada semana», Fonsi

Está claro que el programa de verano en Phum Rumsey trae muchas sonrisas

Desde primera hora, los niños del barrio y de las zonas más próximas llegan andando, en bicicleta o en autobuses de PSE. «Lo que nos resulta más difícil a los monitores es cambiar de niños cada semana», apunta Fonsi. Y es que este centro suele intercambiar niños con la central de PSE, por lo que muchos de ellos no asisten más que una semana a Phum Rumsey. Los responsables de establecer las rotaciones de los niños y elaborar los listados de los que acuden cada semana son los dos trabajadores sociales que, además, liberan a los monitores del exhaustivo control de la asistencia.

Niños y monitores se divierten mientras bailan «Azukita»

Aprender jugando

«¿Quién iba a pensar que aprender podría ser divertido?»

Como en otros centros, en Phum Rumsey también se realizan actividades en grupos. En total hay seis, y el primero, como también ocurre en otros centros, es el de los más pequeños. Aquí participan como el resto en las rotaciones, pero las actividades para ellos necesitan algo más de adaptación. Sin embargo, si hablamos de ejercicio físico, hay uno de los más pequeños que gana a muchos niños mayores que él. Se llama Ayea y su potencia física ya la desearían muchos compañeros que le superan en edad. Todos los monitores le conocen, sobre todo los jemeres, que no pueden disimular su debilidad por él.

Si hablamos de ejercicio físico, hay un pequeño que gana a muchos niños mayores que él. Se llama Ayea y su potencia física ya la desearían muchos compañeros que le superan en edad

Imposible resistirse a tirar de la cuerda

Entre las actividades que realizan los niños, tanto al aire libre como dentro de las tres aulas disponibles, a veces podemos encontrar las que traen equipos especiales de PSE como los médicos o los dentistas. Los primeros, en concreto, llevan juegos para mostrar los importante que es mantener la higiene adecuada, propia y de los alimentos, o alejarse de drogas como el tabaco o el alcohol, cuya adicción afecta a un alto porcentaje de la población adulta camboyana.

Pequeñas historias impactantes

Alguien no se ha comido todo el arroz del desayuno

Entre los niños que se refugian en el centro de Phum Russey, como si de su lugar secreto de recreo se tratara, hay uno que lleva en brazos a otro, aún bebé. Fonsi cuenta su historia: «Se llama Rothy y carga a su hermano, del que es imposible separarle, porque el pequeño se deshace en llantos si lo hacemos. La dependencia es absoluta debido a la situación familiar».

Rothy, de 9 años, camina con su hermano en brazos un largo trayecto desde su casa para poder pasar el día en el centro PSE

Rothy se ve obligado a llevar la relación fraternal al extremo de que no le es posible relacionarse con otros niños de manera natural. Aun así, camina con su hermano en brazos un largo trayecto desde su casa para poder pasar el día en el centro PSE rodeado de la alegría y el cariño que desprenden los monitores y otros niños y que, probablemente, no encuentra en su casa.

Afortunadamente, Rothy y su hermano pueden hacer nuevos amigos aquí

Como destaca Laura, una de las monitoras de Phum Russey, «cualquier pequeño gesto por nuestra parte es correspondido con una gran sonrisa de los niños. Apenas piden nada a cambio».

El patrocinador

Este subprograma de Phum Rumsey es posible gracias a la ayuda económica de nuestro patrocinador, el Banco Santander, al que agradecemos su gran aportación.

Un día en el camp