«Beach day everyday!» («¡Siempre día de playa!») es un grito irónico muy usado por los monitores en Sihanoukville. Irónico porque tiende a llover mucho en esta región, pero todavía se repite constantemente porque cuando la pobreza se detiene, es una realidad que siempre es día de playa con los niños. La provincia de Sihanoukville, situada en la costa suroeste de Camboya, alberga dos subprogramas de PSE dirigidos por unos 40 monitores, la mitad europeos y la otra mitad jemeres.
Un paisaje diferente, una atmósfera distinta

Lejos del rugido de la ciudad de Phnom Penh, los dos campamentos de la provincia de Sihanoukville ofrecen un ambiente más tranquilo y relajado debido a su ubicación en la costa camboyana y al hecho de que el equipo es más pequeño. Los cuarenta monitores permanecerán aquí durante todo el programa de verano: cocinando, trabajando y durmiendo juntos, ¡creando un equipo que se parece más a una familia que a cualquier otra cosa!

Conociendo a los niños

«Son todos muy agradables y cercanos, es como una familia», Théophile, coordinador
Los dos subprogramas se encuentran a tan sólo 15 minutos de distancia en coche, ¡pero el paisaje es completamente diferente! El primer centro se encuentra en un largo camino de tierra frente a una estación de ferrocarril, donde los trenes de carga paran por unos minutos. Se puede ver desde allí un pequeño café en la parte opuesta, donde algunos de los monitores van a recibir su dosis diaria de café o azúcar durante la siesta.

Alrededor de una centena de niños asisten a este subprograma cada día, muchos de los cuales llegan andando, porque viven cerca de este camino convertido en carretera. Otros veinte niños viene desde una aldea llamada J35.

Théophile, el coordinador, explica que muchos de estos niños están muy unidos porque son vecinos desde hace mucho tiempo y se ven todos los días.

Un día en cada subprograma de Sihanoukville

El subprograma de Sihanoukville Central se localiza en el centro donde los monitores comen y duermen. Unos doscientos niños asisten a diario, divididos en dos turnos, de mañana y tarde, aunque el número varía dependiendo de la climatología. Laura, la coordinadora, explica cómo, desde que el acceso es más difícil, muchos niños no van cuando llueve mucho.
Sea como sea, el equipo pasa la semana haciendo actividades por equipos o todos juntos, aparte de celebrar las clásicas Olimpiadas de PSE los viernes e ir a la playa siempre que pueden.
«Tenemos una selva de patio trasero», Iñaki, monitor en Sihanoukville central

Más niños vienen a este campamento cada día gracias a su mayor tamaño. ¿Una ventaja? ¡Se pueden hacer muchos más juegos al aire libre! Durante las Olimpiadas de los viernes, el centro principal de PSE en Sihanoukville se llena de actividades al aire libre, carreras de obstáculos e impresionantes batallas de baile.

Este programa, junto con su entorno, transmiten una acogedora sensación de libertad. Es un lugar donde los niños pueden deambular libremente y espiar a sus amigos mientras juegan en otros equipos. Además, los monitores se benefician de vivir en un grupo reducido, creándose un equipo unido y de apoyo mutuo.

A medida que llegamos al centro donde se localiza el subprograma dirigido por Théophile, en compañía de otros 18 monitores, ya podemos notar el espíritu de equipo. Tres monitores del equipo de servicio están preparando la merienda, mientras los niños duermen profundamente. No hay necesidad de hablar, saben exactamente qué hacer. El campamento es muy agradable: tres pequeñas habitaciones interiores y dos espacios al aire libre se pueden alcanzar a pocos pasos uno del otro. Es aún más fácil ver a través de cada habitación debido a la ausencia de paredes, haciendo la atmósfera aquí aún más amigable.
Día de playa

Los miembros de los dos subprogramas de Sihanoukville decieden encontrarse en la playa, ¡qué bonita estampa! Cientos de niños haciendo fila, esperando a que los monitores pasen lista para empezar las actividades en la playa.


«El instante en el que se permite a los niños meterse en el agua por primera vez y todos salen corriendo como Usain Bolt, es uno de los momentos más especiales que me llevo. Entendí por completo entonces el porqué del nombre de esta ONG», Théophile, coordinador
Ver a todos los niños correr a la playa al dar la salida los monitores es maravilloso. De repente, brillan decenas de sonrisas, mientras salpica el agua por todos los lados.

A la hora de volver, ambos grupos se separan. Regresan a sus centros desde donde los niños se van a sus casas.

¿Que hay de cena hoy?
Cada día, dos monitores se encargan de elegir comida y cocinarla. Después, Gonzalo, encargado de la logística, tiene que comprarla. Preparar la comida y comerla en el suelo de la cocina, debido a la falta de mesas, es algo que solo haría una familia. A veces hasta se cocina un postre, como tortitas con galletas Oreo, acompañadas del aderezo favorito en el centro: ¡la leche condensada!
La gran diferencia

Aparte de la localización, el paisaje y el equipo que forman los dos subprogramas de Sihanoukville crean la gran diferencia, aparte del toque extra que lo empapa todo: ¡los niños!

Su calma y actitud dócil hacen de este subprograma que se convierta en casi unas vacaciones para todos. La temperatura tropical hace sudar fácilmente y es habitual sentir cansancio, pero al mismo tiempo llega, cuando se pasa tiempo en la playa, se disfruta de la brisa del mar y de la suave arena blanca de la orilla. En otras ocasiones, hay que pasar tiempo bajo techo debido a las lluvias, pero eso trae bonitos momentos creando lazos aún más fuertes entre niños y monitores.
El patrocinador
PSE agradece la colaboración de los Voluntarios Telefónica del equipo PNBI, quienes realizaron y diseñaron maravillosas acciones solidarias que hicieron posible estos campos.
Un día en los camps